Si no tienes visa no me visitas
Se desató el pensamiento, el pájaro quedó en el nido pero el ser humano está saliendo. Su imaginación despertó una mañana, aclaró su origen, la ruta y el destino; emprendió su camino por aire, agua y tierra. Desafió el clima, sol y tempestad. Desafió a la misma naturaleza pero a través de esta logró ganar.
Inclinó la balanza hacia el lado más positivo de la existencia sin medir consecuencias. Ahora el lado negativo está vertiendo todo encima del causante. El viaje empieza hacerse turbio y desconcertante. La imaginación se va apagando y el paradigma de la libertad en un rincón se está quedando.
El ser humano está perdiendo su naturaleza, la que le hizo soñar, salir, desafiar y volar. Se está echando encima todo su propio ego, su vanidad, sus ganas de ser libre encerrado en libertad. Suena paradójico, cuasi religioso, porque ahora no tiene vela ni santo a quien rezar.
Se divisa del mar una brisa, a lo lejos un panorama un lugar más allá, pero no incites a la vista, si no tienes visa no me visitas.