Todo tiene reparo
Necesitamos la inmunidad, pero una inmunidad contra el daño de nosotros hacia nosotros. En estos tiempos de virus y pandemia requerimos urgente un cambio y transformación a gran escala, un cambio que no se realiza a través de vacunas, medicinas o cualquier otro experimento genético que altere la biología del ser humano. Debe ser un cambio a nivel de conciencia, un cambio espiritual, un cambio de valores.
Por muchos años hago énfasis en estas cuestiones y no tengo la fórmula o no soy experto del tema, pero de que realmente requerimos el cambio sí, eso sí sé que lo necesitamos urgente. Hemos pasado por todo tipo de estructuras políticas, religiosas, económicas, sociales, cada una en su particular forma de hacer las cosas y a través de los años hemos cambiado muchas maneras de ver la vida, muchas maneras de establecer la educación formal, no niego que estamos mejor que en otras épocas, pero aún nos falta.
La intención del cambio obedece a conseguir la excelencia y a hacerlo en todos los sentidos, si hemos visto que muchos resultados desfavorables son consecuencia de algunas malas gestiones estructurales ¿Por qué no cambiar? Y no tanto cambiar la estructura conceptual de la política, la religión, la economía o la sociedad, sino cambiar desde el seno del ser humano, la raíz desde donde se desprenden las ideas que se convierten en esas estructuras que hoy sinceramente, están fallando y están causando mella en nosotros de un modo casi irreparable.
Pero todo tiene reparo.
