Múltiples realidades decadentes
Hace un tiempo (en el año 2013) escribí acerca de qué tan profundo podría llegar Venezuela, hacía la reflexión de que se puede llegar bien profundo si así se desea.
El panorama del país, hoy, se ha vuelto mucho más complejo que en aquel instante y me hace recordar un pensamiento que tuve cuando Chávez ganó las elecciones en el año 1998, que no fue algo tan alejado a la realidad subsecuente. Lamentablemente fue acertado mi pensamiento.
Al igual como pensé aquello, he pensado mucho en las múltiples realidades que existen en la vida, cada persona experimenta una realidad muy diferente a otras personas, a pesar de vivir dentro de un mismo espacio en un mismo tiempo. Es increíble la polaridad, tal como una batería alcalina o algo parecido, un mismo núcleo con diferentes cargas de energía.
Esto puede proporcionar un colapso, como cuando un cable une ambas polaridades provocando un corto circuito y siempre, explotando por el lado más débil.
El tema en este asunto es que en las múltiples realidades coexisten personas, vidas, almas; seres humanos que tienen sus: pensamientos, sentimientos, alegrías, tristezas, añoranzas, anhelos, deseos, desamores, amores, igualdades, desigualdades, esperanzas, desesperanzas, sueños, cansancios.
Todos estamos cansados, cada quien en su rincón está padeciendo un poco del núcleo problemático, es una paradoja lo que vive el país. Pero ese padecimiento solo se termina cuando las múltiples realidades se conviertan en una sola realidad y se encause en sentido razonable la idea de que no se puede vivir más de tal manera, porque cada parte de la composición se aleja de la razón de vida del ser humano, tanto quienes gobiernan como quienes son gobernados.