¿Y quién sabe?
Hoy se pronuncian profetas y conocedores del futuro, lo estudian en las cartas, el café, las estrellas o algún humo fumado del tabaco. Pero realmente ¿quién sabe? ¿quién podrá asegurar si lo que hoy estoy cultivando no será una buena cosecha para el futuro? Lo importante de desconocer el futuro y lo que vendrá es vivir el momento, vivir el presente, procurando en buena forma que lo que vendrá será bueno.
Quizás estemos equivocados o por buen camino, pero realmente la meta, ese destino es incierto y sin menospreciar a los actuales profetas, lo importante es seguir caminando bien o equivocados, seguir andando, paso a paso, corrigiendo a medida que perdemos equilibrio, recuperarnos y seguir andando porque lo que vendrá nadie lo sabe.
Solo esos desequilibrios serán certeras guías para decirnos que vamos errados y debemos corregir rumbo, solo así pudiéramos intuir algo del futuro y aún así no lo sabríamos.
Porque posiblemente el paso en falso, la caída más grande o la de mayor magnitud es la que nos saca del camino que posiblemente lo veíamos correcto pero cuando haya pasado ese tiempo y echemos un vistazo hacia atrás, veremos esa caída como la mejor oportunidad jamás recibida.
Y solo allá en ese futuro mirando atrás, sabremos, pero antes no, antes solo debemos caminar hacia ese destino de llegada, el supuesto destino, y si durante el camino no hay desvíos, sí era para nosotros a pesar de los tiempos tardíos o los acelerados momentos, a pesar de los aciertos y desaciertos.