Desconectados de Internet y con firewall
En cada día que vivimos aprendemos algo nuevo, ganamos experiencia, pero es una transacción en la que invertimos vida, es decir, mientras vas viviendo la experiencia nueva estás poniendo parte de tu vida en eso, la misma se va nutriendo de esa experiencia en sabiduría pero desgastando físicamente. Un día más del mundo es un día menos para nosotros.
Cada experiencia nueva, cada acción vivida durante el día a veces me ponen a dudar muy en el fondo, me ponen en estado de alerta preguntándome si todo lo que estamos viviendo de algún modo tendrá su recompensa, si la acción de cada persona en este mundo corresponde a una labor de hermandad, a una parte de dar lo mejor de sí para el beneficio propio y el de los demás. Eso lo cuestiono mucho en estos últimos días.
Los últimos días más recientes, he vivido situaciones que me hacen reflexionar acerca del camino que está tomando la humanidad, el rumbo de situaciones que no llevan a nada pero que poco a poco van haciendo mella en el sentimiento y espíritu de la gente. Estos días han sido de escuchar gente muy alterada y lamentándose por situaciones que sinceramente son ajenas a su voluntad.
Por otro lado, veo gente afirmando fervientemente que la solución está dentro de nosotros, que cada situación la generamos nosotros mismos y puede ser verdad, puede ser que cada uno de nosotros estamos generando la realidad que vivimos y los hechos que nos acontece.
¿Y dónde está la teoría de que todos estamos conectados? ¿dónde está la premisa de: dar? ¿dónde quedan esas políticas filosóficas?
A mi entender estamos bien desconectados de el dar, construir un mundo mejor, concienciar a las nuevas generaciones. Veo mucha gente metida en su burbuja y claro, asumo que esa es la conexión interior que quieren tener, una conexión interna y dentro de una burbuja. Análogamente me lo imagino como una computadora desconectada de Internet y con un firewall restrictivo.