Nuestro soporte de vida
Estamos tan condicionados a permanecer en el lugar de confort, tan seguros y tan estables. Estamos tan acostumbrados a movernos con temor, con inseguridad, con un poco de pesimismo.
Es difícil cambiar hacia lo desconocido, es difícil dejar lo que ya conocemos y dominamos, lo que de alguna manera ya manejamos con facilidad para satisfacernos, para cubrir un salario, para lograr alcanzar objetivos y sentirnos útiles, realizados.
No sé si es un juego psicológico todo lo que estamos viviendo en nuestra realidad, no sé si es la eterna repetición de sucesos entre aleatorios y premeditados, no lo sé. Pero sé que de alguna manera muchos han logrado conseguir eso que tanto anhelaban y se sienten realizados, se sienten sus triunfos y muchos de esos triunfos han cambiado al mundo.
Pero también esos que buscan y buscan, que repiten, se caen, se levantan y cambian su vidas de manera drástica porque ya están cansados de caer, golpearse y volver a tropezar, esos que también anhelan algo en la vida, que quieren alcanzar un objetivo, una meta, una realización, esos también tienen su cuota de cambio en este mundo, aunque sus triunfos pasen desapercibidos.
Finalmente, desde el que está allí arriba en la cúspide de un país, de una religión, de una organización, de una empresa, desde esos hasta los que están abajo, en el lugar más insospechado, en el refugio de un país en guerra, en la habitación de una casa en soledad, entre el escombro de un basurero municipal, en el rincón de una cárcel esperando ser salvados, hasta esos se mantienen vivos para cambiar en algún punto de la vida.
Ese cambio podrá ser pequeño pero muy significativo para el curso de la existencia o la desaparición de la vida humana sobre este mundo que alberga cada día nuestro soporte de vida.