El vecino
Hace poco se me ocurrió comentar algo acerca del vecino, realmente es un vecino ficticio, no existe, simplemente es un ejemplo que colocaré.
Por alguna razón las tribus tienen sus códigos de honor y respeto, todos disfrutan de lo mismo, nadie tiene más que el otro ni el otro tiene más que nadie, solo existe un líder, siempre existe un brujo y así todos viven sus tradiciones sin incidir sobre el otro, cada quien hace la preparación para sus bodas, los reemplazos del líder y así, una armonía absoluta.
En la ciudad, los vecinos tienen la característica de tener una fiesta con música para todos en la comunidad, incluso para el vecino que tiene duelo porque un familiar falleció, deambulan en paños menores para demostrar el físico atractivo, sabiendo que ni los genitales logra verse por la estirada barriga que se le asoma, la mujer no tiene pudor en gritar al hijo para que vaya a comer y el hijo, no tiene la responsabilidad de rayar, romper, saltar y hacer experimento con los vehículos de los demás vecinos, como también hacer la competencia de atletismo: tocar el timbre y salir corriendo.
Es el vecino de la ciudad, la familia más cercana, la que nos falta el respeto como también la que nos tiende la mano en momentos de apuros, pero aún así perseguimos sueños por separado, nos distanciamos en el anacronismo de tiempos, pensamientos, culturas, acuerdos.