Todavía no se rompen las cadenas
No habrá naturaleza tal que incline la balanza hacia un lado positivo la situación en Venezuela, me cuesta creer que todavía existen personas ingenuas con la firme convicción de que todo cambiará y habrá un ápice de lealtad ante la posibilidad de ser transparentes en el próximo sufragio para la presidencia. Yo creía en el sufragio, pero en este caso no es el momento para esas creencias.
Y aunque tengo la manía de equilibrar la balanza para estar entre el optimismo y el pesimismo, también todo se basa en el realismo. Debemos ser enteramente realistas a la hora de opinar sobre el sufragio que tendrá lugar en este mes, porque ciertamente es un sufragio trampeado, lleno de tinieblas.
Por otro lado pienso en lo poco que hacen esas organizaciones que han sido creadas para establecer un “orden” sobre las naciones, pero que al final es un orden que genera un desorden en ciertos estados para asirse en un poder sobre las naciones que han juramentado en cierta forma proteger y velar por su paz.
Sí, esos organismos internacionales que existen porque existen las guerras, existen las revoluciones, porque convenientemente existen para que se produzca una autodependencia en el toma y dame, donde queda relegado a un lado el ser humano que padece enfermedades, hambre, falto de aliento y esperanza. Padecen lo antinatural del asunto, el yugo sobre la educación que somete a grandes masas de poblaciones que temen por quedar sin trabajo, pero luego terminan quedando sin vidas propias.
Todo minuciosamente coordinado y etiquetado, codificado en seriales que proporcionan los resultados estadísticos de productos y servicios, garantizando así el mercado, el comercio y la vaga idea de surtir y sustentar a las personas de escasos recursos.
El adoctrinamiento está siendo voraz sobre las personas que nos dejamos enjaular sobre el sistema de miedo que han creado como base fundamental para establecer el control de lo que debe manifestarse en los pueblos.
Abajo cadenas, abajo cadenas de gobierno, de gobierno cubano, de gobierno ONU, de gobierno OEA; abajo cadenas de cualquier sistema que controla la vida del hombre de bien.