Despídete para volver
Hoy que he sabido la presencia de alguien, hoy que he sabido la ausencia de alguien, hoy he sentido que está ese alguien, hoy he sentido que falta ese alguien, hoy he aprendido que el que está es importante, el que se va también, he sabido que debemos aprovechar su capacidad en presencia, he sabido que debemos recordar esa capacidad al momento de su ausencia.
De tantas cosas que escribo nunca había pasado por mi mente escribir a alguien que se marcha, no había sentido lo que estoy sintiendo ahora, se han marchado muchas personas de mi cotidiana vida, de mi trabajo, de mis estudios, de mi familia, pero de vez en cuando pienso y pienso: ¿Qué será de sus vidas? ¿Qué será de sus existencias o inexistencias en la eternidad?
Pero gracias a Dios que esta es una partida dentro de esta vida mortal y sabemos que algún día en esta misma nos volveremos a encontrar, sin imaginar en qué dimensión, en qué espacio, en qué tiempo, sin embargo por si la partida no vuelve a unirnos en ese encuentro, aquí me despido y recuerdo.
Recuerdo los momentos que la vida nos brindó compartir, los momentos que la vida nos ofreció sin darnos cuenta, sin saber que tendríamos vínculo alguno, sin saber que de alguna forma tú brindaste tu apoyo y consideración y yo igual te brindé mi bondad, que igual te brindé mi inmadurez, mi conciencia, mi espíritu porque la vida es una relación de materia cargada de energía que solo demostramos en los momentos de un nivel alto de emoción, momentos como el que hoy me embarga y siento, momentos en los que me siento pequeño y ajeno a mi propia vida, en realidad llevamos un curso que la vida de vez en cuando nos hace sentir que no somos dueños de la misma.
En tu partida, te deseo lo mejor, el éxito que mereces, los fracasos que te harán crecer más y las herramientas que necesitas para alcanzar la felicidad que los seres humanos deseamos y buscamos durante la existencia en esta tierra de oportunidades.