Archipiélagos
Una de las cosas que pueden separarnos en esta tierra es la vida que llevamos de archipiélagos, somos hombres y mujeres archipiélagos.
Hago referencia a los archipiélagos porque cada día que pasa las personas viven una vida aislada, no hace mucho recibí mensajes en mi correo electrónico que decían lo mucho que vale la vida, lo mucho que significa para el hombre y que nunca durante la estadía en este mundo logramos comprender esa bondad que nos han brindado.
Vivimos cerca uno del otro, pero no poseemos un vínculo de nada real o nada puro, por mi parte, en estos últimos días he sentido eso, he sentido que es verdad que poco a poco nos aislamos en nuestra mente y nuestros problemas, quizás sea por el mismo concepto que ha creado la sociedad, el concepto de la desconfianza, solo por el conjunto de situaciones que se conjugan, como la envidia, la codicia, la avaricia, el poder y muchas cosas más.
Sin embargo existen situaciones que nos dan ejemplo palpable y tangible que nos hacen pensar más profundo y más a conciencia, si nos damos cuenta, Japón es un país compuesto por archipiélagos, es un país digno de tomar su ejemplo de desarrollo, de ser país pobre de miseria y nacer siendo ahora en la actualidad una potencia mundial, no conozco su realidad, sé que deben tener sus situaciones caóticas como en toda casa, pero un ejemplo claro se demuestra en la película El Último Samurái, cada quien que se especialice en una materia en un área laboral se esfuerza por ser mejor cada día, se esfuerza porque su trabajo sea impecable, es una cultura de admirar, hasta cierto punto de vista.
Hay países que también son dignos de admirar, en este caso tomé el ejemplo de Japón solo por el hecho de ser un país conformado por archipiélagos que han sabido desarrollarse y entenderse hasta lograr su fama difícil de derribar tan fácilmente.