¿Un martillo es malo?
La naturaleza de una herramienta es brindar apoyo o complemento a la acción de una persona en determinada actividad. Bien sea en el trabajo, labores del hogar, incluso en la educación (calculadoras científicas, tablas periódicas, etc.). No se puede señalar que un martillo sea malo o bueno, simplemente fue diseñado y creado para cumplir una función específica con la finalidad de cumplir el objetivo que sería clavar un clavo o sacarlo de su lugar. Pero muchos a veces no usan un martillo como es debido.
Hoy la sensibilidad de muchos está al borde del abismo por una serie de sucesos que inevitablemente se han acelerado más y más. Nuestra capacidad de reacción es menor porque vamos asimilando los cambios a otro ritmo, sin embargo es posible que los niños de esta era estén asimilando dichos cambios con mayor comprensión pero quizás con un agravio implicado en la formación. Cuanto más inteligentes, autosuficientes y resolutivas van siendo las herramientas que se crean, pienso que más dependencia se va generando en el niño hacia esas herramientas. Y aquí sí hay un riesgo.
La formación, la educación, los valores y todo lo que tiene que ver con el crecimiento de conciencia de la persona no debe estar amarrado a una herramienta o a un “juego didáctico formativo”.
Muchos de estos sistemas nuevos de formación, sobre todo informáticos y tecnológicos, vienen enlazados a ciertos desarrollos de aprendizaje automatizado por parte del sistema, y si se añade la conexión a la red de redes, genera una falsa capacidad de conciencia que nos hace dudar en si estamos ante un ente real con sentimientos y patrones de conducta humanos.
Para nadie es un secreto la evolución de las inteligencias artificiales y el boom en los últimos meses, y todas son como el martillo. Todo dependerá de cómo nosotros le demos uso a estas. Lo importante de todo esto es no dejar reposar nuestra capacidad de discernimiento, conciencia, toma de decisiones u otra acción a tomar en estas herramientas.
La voluntad final es de nosotros.