Retroalimentación, verdad y mensaje
Por muy duro que sea, quien se cierra al feedback se cierra a la posibilidad de crecer. Cada retroalimentación que recibimos de cualquier persona, por muy dura que sea, debe ser recibida, lo más sensato en el momento es callar y captar la mayor información posible, luego en momentos de reflexión, decodificarla, procesarla, interpretarla, tomar lo que nos alimente de alguna manera y tirar lo que ya no sirve.
Seguro que en un futuro, servirá de mucho y estaremos agradecidos con esas personas que nos hicieron ver nuestro error de algún modo.
Generalmente la retroalimentación no es bien recibida porque hiere nuestro orgullo, nos deja en un plano de absoluta inutilidad como persona. Pero no es la realidad, en esta vida tenemos un propósito, aprender es una parte para llegar al propósito que venimos hacer, el transitar por la vida es pasear por diferentes suelos, paisajes y estados de climas.
Una cosa que sí no debemos permitir es que seamos insultados, la retroalimentación es una cosas, el insulto es otra.
Se nota la diferencia inmediatamente porque nuestra reacción es distinta, aunque ambas con indignación, muy en el fondo sabemos reconocer cuándo una retroalimentación tiene verdad cifrada en el mensaje, pero un insulto no tiene ni verdad ni mensaje.