La ciudad vertical

October 13, 2013
Reflexión Venezuela

Es un valle donde las personas han decidido vivir por el resto de sus vidas, cada rostro es de interrogación, es un: ¿qué pasará mañana? Porque resulta que el resto de su vida puede estar limitado al siguiente minuto, a los siguientes 60 segundos que pueden cambiar el rumbo de un sentido lógico a un sinsentido, pero algunos lograrán encajar en su respectivo gremio, otros perderán la vida intentándolo hacer.

Es un valle donde la infraestructura crece hacia arriba, es por eso que la he visto como una ciudad vertical, todo apunta al cielo, sus casas, sus edificios, las únicas cosas que se mueven de manera horizontal son el metro, los funiculares y las colas, cola para entrar al metro, cola para entrar al bus, cola incluso para desplazarse de manera vertical. Pero la arquitectura impresiona, toda es vertical, no hay un sitio más que pueda expandir hacia los lados.

Es un valle donde quien te ayuda lo hace porque está dentro del mismo pelotón de gente que reconoce ser una partícula minúscula del grupo que pertenece, pero quien no te tiende la mano, está asediado por algún interés de lo ajeno, no perdona la vida y se siente dueño de lo que quisiera vender por algo de dinero, pero la vida es simplemente un trofeo depositado en la oscura repisa de su conciencia.

Es un valle donde se conjugan muchas razas, muchos credos, muchas razones para vivir, muchas razones para morir, ideales, artes, muchos círculos que no permiten que nadie más los controlen, porque todo debe estar reunido y controlado en el valle, nada puede salir de ahí porque si sale será envenenado por la tranquilidad que merece, será contagiado de pausa y criterio, de un momento tardío en la velocidad.

Es un valle donde se mezclan los sonidos de la música clásica con los de la corneta de alguna moto, las sirenas de ambulancias, motores de camiones, rugir de taladros perforando algún lado de asfalto, se mezcla ese asfalto con cemento, metal, madera y tierra, se mezclan abandono y cuidado, historia y actualidad, se mezclan paredes y paredes, literatura e ignorancia, vejez y juventud, limpieza y suciedad.

Es un valle atrapado en un acertijo difícil de descifrar, un ciclo, una aventura perpetua y muy peligrosa, es un constante tic tac en aceleración, como una bomba de tiempo sin cables para cortar y desactivar, Rubik no hallaría la forma de ordenar sus colores, Fischer no podría adelantar unas cuantas jugadas para darle un jaque mate, y quienes han logrado ubicar las piezas en su lugar, han sido silenciados en muchos sentidos.

Hasta hace poco me ha tocado ir al valle, rozarlo, ver su dinámica, entenderlo, es muy complicado, pero lo interesante de estudiarlo es que es un reto, lo importante de hacerlo es que se puede percibir que existen personas vivas, personas que le dan la característica que tiene, la forma, el modo, los sentidos, personas que así como cambian de vestir pueden sin lugar a dudas, cambiar la forma de ser, de mejorar, porque cada minuto de vida es una posibilidad de cambio.

Caracas es la ciudad vertical que merece un cambio, una mejor presentación y solo la tendrá cuando esté en cada uno de sus inquilinos que así sea, unos pocos han ido trabajando en ese cambio, pero no basta con esos pocos, basta con el total, basta con la premisa de que podemos obtener algo mejor de lo que a diario obtenemos, una vida.

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