Mi tercera parada
Justo en el momento en que empezaba a encontrar oscuridad hasta en el sol de mi ciudad… ¡Uh! Perdón, esa frase es el comienzo de una canción.
Ahora sí, justo en el momento en que empezaba a sentir como mi hogar la hermosa ciudad de Guadalajara, México, se me presenta la grandiosa oportunidad de cursar estudios en otra hermosa ciudad, que no es tan nueva como Guadalajara, pero sí que está hermosa.
Es una ciudad con una dinámica muy conglomerada entre personas de muchos países, he visto muchísimas personas de muchas partes del mundo y desde mi punto de vista es muy nutritivo. Se experimentan nuevos sentimientos, nuevas sensaciones. Son colores, olores, texturas si se pudiera decir también.
La comida no la he probado bien aún, pero todo, casi todo, entre supermercados, charcuterías y las delicatessen, me recuerdan mucho a las de mi ciudad y algunas otras ciudades que conocí en Venezuela.
Madrid de por sí, representa quizás la otra cara de la moneda que debía conocer, porque ciertamente entre el mestizaje reinante en Venezuela desde la colonia hasta la supuesta independencia, siempre existió un gran mestizaje que reunía un contenido cosmopolita de una cultura muy rica en muchos aspectos. La primera cara de la moneda fue México, lugar quizás, origen de nuestros antepasados indígenas.
Agradezco mucho a Dios por darme la vida y la oportunidad de vivir esta gran experiencia, no sé cuánto será el tiempo que he de permanecer en ella, pero mantengo en pie mi idea de que sea el tiempo que sea, siempre donde esté, sentiré que será mi hogar y cuidaré de él.
Hasta ahora he conseguido personas que de alguna manera han sabido lidiar con el hecho de entablar conversación con un forastero, no siempre es fácil esa parte y muchas personas han pasado tragos amargos en ese aspecto; tanto el local como el extranjero.
Pero es cuestión de pensar que ya el mundo no es lo que era hace unos 70 años, el mundo está estrechamente conectado de alguna forma y hoy lo vemos más de cerca entre el movimiento de personas de un lugar a otro a través de los transportes tradicionales y en exponencial crecimiento a través de las redes sociales informáticas.
Veremos qué más hay por vivir, sea lo que sea, que sea bien recibido de la mejor manera posible.
