El siguiente paso
Recientemente miré una película que narraba la vida de un hombre común viviendo en los suburbios de Nueva York, decide que la mejor elección de vida y ganar dinero era vendiendo armas de fuego. Esta película me puso a pensar mucho, el mundo está sucio, lleno de sangre, quizás desconocemos de dónde viene la comida que ingerimos, de dónde viene la ropa que vestimos y mucho más desconocemos hacia dónde el destino, Dios, la suerte o como se quiera pensar nos lleve la vida.
Así quizá pasó con el protagonista y narrador de la película, él eligió ser vendedor de una mercancía sabiendo que estaba mal pero es un trabajo, ilegal o no, recibía su ganancia, tan solo se valía en decir que era bueno en ese negocio. Su hermano muchas veces advirtió que no era lo correcto, que estaba mal, sin embargo también participó en muchas de las ventas.
Justificar que las armas son para pueblos indefensos que necesitan de ellas para defenderse, pero ¿De qué se iban a defender? Ahí está un empleado del diablo donde se pone en tela de juicio el Libre Albedrío, la elección de ser lo que queremos ser, aún teniendo la conciencia de que lo que estamos haciendo está mal.
Observando muy en el fondo, son piezas de ajedrez, caballos y peones moviéndose hacia adelante comiendo piezas contrarias sin piedad, la reina, el país, haciendo pasos grandes, pues lo conforma un ejercito de ciudadanos vulnerables y el rey, pacientemente se mueve poco a poco valiéndose de la frontera cubierta por el resto de las piezas, al último que se llegará.
Vuelvo y repito, hagamos la idea más loca del mundo, olvidemos que vienen extraterrestres a invadirnos, pensemos que la vida sí vale algo, practiquemos otras ideologías muy lejanas a las que conocemos hoy en día, tal como la renuncia a la vanidad y comodidad. Quizás el mundo vierta su futuro a una inmensa unidad humana.
Lo más probable es que estoy lejos, bien lejos de la realidad, pero el pensamiento que expongo tampoco escaparía de nuestra realidad porque es alcanzable, se puede lograr.