El precio
Toda persona tiene un precio, un valor por el cual rige su trabajo realizado, personas que venden la experiencia, la sabiduría, la certeza de crear, inventar, desarrollar una fórmula especial, algo que lo identifique y represente como persona y profesional.
Hay personas que hacen el trabajo sucio, esas que de vez en cuando matan sin piedad, trabajo del que nunca en mi vida me quisiera beneficiar, la vida es la vida, no es de nadie, solo del tiempo y de quien nos puso en este lugar.
Existen otros tipos de personas muy particulares, ponen el precio de un algo que al terminar, no les beneficiará más adelante, no se sabe al final porque las cosas dan vueltas y el rumbo siempre varía sin parar.
Estas personas que siempre me dan curiosidad, son las que construyen barcos o buques oceánicos, los albañiles de rascacielos, hoteles, clínicas, casas, entre otras cosas. Esas que hacen a mano un Ferrari full equipo, las que dedican su tiempo en elaborar el reloj Seiko, Omega o Rolex, debería haber un nombre especial para este tipo de personas.
Me doy cuenta que desarrollan una arquitectura, un arte, una ingeniería de la que quizás nunca cuando esté terminada volverán a entrar, a ver, a usar, esas torres de oropel, relojes con punta de diamantes y el color rojo con su Cavallino Rampante.
En fin, muchas veces me hacen dudar si soy parte de ellos o si no merezco ese lugar, pero me agrada ese tipo de personas porque son la base fundamental de la industria humana, una que será muy difícil de reemplazar. Lamentablemente siempre llevando el menor precio de la obra, la subestimada, la que en ciertos casos miran mal.
