¿Se hace o se nace ingeniero?
Desde hace unos días venía pensando acerca del ser ingeniero. Muchos por naturaleza nacen con una semilla de curiosidad e inventiva para indagar con experimentos sobre esa curiosidad, inventando cada cosa que esté al alcance con la finalidad de solventar un problema dando paso a la respuesta clave y precisa que lo satisface.
Son muchos los ámbitos y las áreas que en la actualidad el ser humano practica e incursiona, cada área con sus respectivas reglas y leyes que de alguna manera se han convertido en una larga lista de carreras universitarias y tecnológicas en donde muchos pasan parte de sus vidas devanándose el cerebro por entender y alcanzar un promedio aceptable de habilidades.
Pero por otro lado, hay quienes nacen con ciertas habilidades y condiciones que son útiles para no ser parte del conglomerado de ingenierías formales o universitarias. Son ingenieros innatos que no necesitan pasar de 4 a 10 años metidos en un salón de clases. Su forma de estudio es diferente y quizás crecen en ambientes muy nutridos de información, laboratorios personales de padres también científicos o ingenieros.
Al final se pudiera pensar que unos nacen siendo ingenieros y otros tantos se forman para ser ingenieros, lo que realmente importa de todo esto, es saber darle valor a ambos casos. A unos por nacer con la habilidad y la condición de ser y a los otros por el mérito de emprender, del esfuerzo y de aprender ser ingenieros de una rama determinada.