Atención al público
Hace poco, esperando mi turno en la caja de un supermercado el chico que atendía dicha caja me decía que sonriera; ciertamente yo iba serio metido en mi mundo pensando una y otra cosa pendiente del trabajo y cómo debía resolver un problema. De alguna manera aprovecho cada momento de espera para adelantar los pendientes mentalmente.
Analizando después la escena, pensaba que el chico no debió meterse en mi privacidad de ese momento, él debió seguir atendiendo a la persona que llevaba su turno y haciéndolo como venía, de buena manera, pero hay una línea muy delgada entre la buena atención al público y la intromisión de dicha atención en la vida privada de los demás.
No menosprecio la actitud del chico porque él quisiera transmitir su felicidad en el trabajo a los demás, pero sí critico la intromisión de cómo intenta llegar al público de manera invasiva. Pienso que solo basta con seguir haciendo lo que estaba haciendo, un trabajo alegre, motivado, risueño; quizás eso transmite más que el hecho de hacerlo de manera forzada a quienes le rodean.
Cada quien tiene su espacio privado incluso en el conglomerado público, cada quien merece respeto de andar si se quiere pensando de manera introspectiva siempre y cuando en un determinado momento demande actuar con ese entorno que le rodea si es necesario actuar.
La atención al público es uno de los trabajos más pesados que existe en el mercado y sobre todo en horas pico, jornadas de fechas festivas o cuando se requiere cubrir el puesto de otro, entre otros casos. Entiendo lo que quiso hacer el chico pero no es la manera correcta, la manera correcta es transmitir esa felicidad que lleva consigo sin intentar imponerla a los demás.
Mi felicidad no implica encender fuegos artificiales y explotar de emoción o ir saltando y danzando, cada quien disfruta su felicidad como mejor le parezca, no quiere decir que un rostro serio lleva amargura, quizás lleva otros sentimientos que no se reflejan o se exteriorizan de manera risueña, incluso quizás lleva felicidad, porque la misma felicidad en sí es un tema muy serio.