El otro alimento del ser humano
El alimento que usa el ser humano para sobrevivir no solo se basa en dieta alimenticia que provenga de los animales o los vegetales, sino también de los estímulos emocionales. Las ideologías, la espiritualidad, incluso la filosofía están inmersas en dichos estímulos emocionales.
No han pasado ni cinco años de lo vivido con la propagación de un virus poniendo en tela de juicio muchas conductas del ser humano y ahora se presenta el altercado o guerra entre Ucrania y Rusia. En mayor intensidad porque ya tiene tiempo dicho evento. Hay información y desinformación al respecto, tal como pasó con el virus y la pandemia.
Aunque algunos estemos lejos de esa realidad que se vive actualmente en Ucrania, sabemos que algo está ocurriendo, sabemos quiénes son los responsables y quiénes los afectados. Pero no sabemos qué sucederá o cómo se comportarán tantos los responsables como los afectados.
Es difícil tomar una decisión a la hora de enfrentar una realidad como la guerra. Lo lamentable de la dificultad es que no se tenga certeza de qué hacer sino que desde tiempos inmemoriales nos han condicionado de tal manera que siempre esperamos en que alguien resuelva o solucione.
También se mide mucho el tema moral: si huyo, soy traidor. Si peleo soy criminal. Si me rindo soy cobarde. Si tal o cual cosa soy…
Y no es así, el sistema moral muchas veces está construido sobre bases filosóficas, fundamentalistas o religiosas, bases que en la mayoría de los casos protegen mayormente al líder y coloca a sus seguidores como simples plebeyos.
Nos induce a juzgarnos por tomar una decisión obligada a la que nos dicta nuestra intuición natural. Esa decisión que en primera instancia nos hace defendernos por miedo a morir, otra que nos hace ponernos en los zapatos de los demás, otra que nos hace defender a nuestros seres queridos.
Pero lo cierto es que sea como sea, aunque existan miles de condiciones políticas, religiosas, filosóficas, naturalistas o de cualquier otro sistema de creencia convertido en ley, somos seres humanos minúsculos en el universo y hasta ahora el planeta Tierra es el único hogar que tenemos y que podemos habitar.
Sería difícil en estos momentos escapar hacia otros mundos en busca de salvación, sería difícil pensar que si no se derrumban todos esos sistemas condicionales no tendremos un futuro claro ante nosotros.
Pero a veces lo difícil puede resultar factible aunque nos cueste mucho, en primera instancia comprender mentalmente que se puede cambiar y posteriormente convertir en realidad dicho cambio.
Hoy, ante ese clima de tensión que se vive en Ucrania, ante los hechos que hablan por sí solos, ante una nube de noticias tal como la nube que venía durante la propagación del COVID-19, solo me queda pensar que tanto lo que pasa en una vía pública, dos personas peleando y el resto filmando en su celular, así está ocurriendo ahora en dicho conflicto.
Dos países peleando, todos filmando con el celular, entendiendo que si alguien más se interpone en la pelea sonarán las bombas, pero bombas que destruirán tanto a inocentes como culpables como responsables.
El comportamiento humano es impredecible. Se podrán hacer análisis: económicos, políticos, “razonables”, etc. Pero subestimar el comportamiento humano puede llevar a desastres que solo pagan los más vulnerables.
