Pena de muerte
Hoy es Jueves Santo y recordamos cómo Judas entregó a Jesucristo, la última cena y el inicio de La Pasión de Cristo, hecho que ocurrió aproximadamente 1981 años atrás, muchos afirman que es ficción, quienes tenemos fe afirmamos que sí sucedió pero sea como sea, realidad o ficción, hasta la fecha se siguen promulgando penas de muertes. La humanidad parece haber caído en una salida fácil para resolver un problema y para los jueces, políticos, abogados y un montón de gente más, lo más recomendable es castigar el crimen, si es con pena de muerte mucho mejor.
Desde mi perspectiva, la pena de muerte mantenida en el tiempo, es sinónimo de fracaso como seres humanos. El hombre es capaz de crear, diseñar, inventar, enseñar; si nos adjudicamos esos calificativos y un montón de buenos calificativos más, entonces, debemos tener en cuenta que todo lo contrario a eso y que nos aborrece, simplemente es el peso que inclina la balanza hacia al fracaso como ser humano. Porque de alguna manera no estamos haciendo funcionar la materia gris que nos lleva a la creación, al diseño, a la inventiva, a la enseñanza.
Cualquier salida cómoda, rápida y a veces oportuna, es lo más saludable para el hombre que de alguna manera no quiere ensuciarse las manos pero que igual se las lava como Pilatos se lavó las de él. El pueblo que elija lo más seguro, matar, “haciendo justicia”; perdonen, no estoy de acuerdo, porque si somos capaces de todo lo que he mencionado anteriormente, pues, somos capaces de conseguir mejores formas para ajusticiar, la muerte es un vil asesinato que probablemente se comete tal como lo cometió el sentenciado a muerte, y quien juzga no es recompensado ni enaltecido, simplemente entra en el mismo pote del sentenciado, termina siendo un criminal más de la justicia.