Hoy entendí
Observé del lado de afuera de una ventana de mi casa, entendí que para ganar amor, no hace falta tener dinero, para ganar amor, no hace falta subir la voz en la mesa, comprendí que para ser respetado no es necesario valorar la competencia ni el trofeo personal.
Aprendí a jugar con la mente y el pensamiento, aprendí a ganar sin usar el desgaste físico que hay en mí, pisoteaba sin discriminar, acudía a la tolerancia, paciencia y sabiduría, pero en qué me podría funcionar si mi personalidad no cambiaba, seguía igual, yo aquí pensando mirando atrás, sin mirar a mi lado la compañía, sin saber qué vendría en el futuro, sin saber qué quería de verdad.
Medité un poco, recordé la vida de un ser especial, un niño que mucho tiempo vivió en mí, que nunca durmió, estuvo ahí, diciéndome ¡Oye, soy tu corazón, deja de patear!
Al voltear hacia la avenida los carros pasando, la gente hablando y yo sin poder hablar, se me vino a la mente una idea, volver a intentar.
Sí, intentar una vez más, sigo vivo, hoy entendí el no tomar todo en serio, solo el valor de la pureza de las personas, pensar que aún en cada uno existe el niño, así como despertó hoy en mí, olvidar la competencia de mi trofeo personal, abonar el amor que con dinero no lograré conseguir, buscar un horizonte, corregir y enseñar, que sí se puede empezar una vez más, sin herir ni golpear.