Rapsodia de la esperanza
Veo que está llegando que se acerca y se desprende, navega desde el más acá porque nunca estuvo cerca y siempre estuvo lejos. Acompañando cada paso de nuestra existencia, presente y ausente, la paradoja de la sentencia de nuestra vida que cada día empieza, vive y muere. Navegando va, andando viene, volando se escapa cada noche cuando el cuerpo duerme.
El umbral de las luces cuando se encienden esos fotones tropezando unos con otros, otros con unos, esas chispas de luminiscencia incandescente que se desvanece entre la oscuridad y a su vez la hace ausente. Miras tan cerca miras tan de prisa, miras no más porque la luz te ilumina lo que debes mirar. Miras porque existes y lo que existe existe porque lo miras.
No achiques el agua de los que se ahogan porque no eres parte de ellos, eres la gota que derrama el vaso cuando desesperas en el intento de ayudar. Procura salvar la parte que has echado a perder porque esa sí es tu responsabilidad, aunque la omisión de lo ajeno pudiera ser un paso en falso para recibir lo que se desequilibra en el universo, es mejor afrontar la vida pudiendo hacer lo que es debido sin perjudicar a quien perjudica, porque el fuego trae fuego y polos opuestos se hacen ojitos.