Cultura y equidad
Quizás la flojera de escuchar al otro, el miedo a comunicar o la distracción de nuestros sentidos a un pozo sinsentidos nos han desconectado de la equidad. Hay muchos recursos flotando en el aire, dentro de la tierra, dentro del mar, dentro de nuestros corazones que pueden llevarnos a crear muchas más realidades, muchas más ideas que nos conecten cada día más.
No acostumbro a escribir de mis experiencias extrasensoriales y lo que en algunos momentos de mi vida me ha sucedido y que no tienen explicación. Intentaré expresar en la medida de lo posible más de estas experiencias. No lo hago quizás debido a los paradigmas religiosos, sociales, culturales, científicos y todo lo que de cierta forma han comprobado sus teorías para así crear esos susodichos paradigmas.
Lo cierto es que el mundo plagado de naturaleza, seres vivos, minerales, también está conectado a una energía que no vemos pero que muy en el fondo sentimos, y precisamente esos paradigmas han ido poco a poco capando y solapando la percepción de esta energía. Hace muchos años escribí que el mundo está cambiando y en este tiempo ese cambio se está acelerando paulatinamente. No es cuestión de profecía, es cuestión de sentir.
¿Por qué empecé mencionando la equidad? Porque este cambio será más significativo por varias razones que espero pueda explicar de manera llana y de alguna manera logre obtener las herramientas para demostrar o comprobar. Por ahora no tengo herramientas para explicar mis sucesos “paranormales” o sensoriales, sin embargo lo único de la explicación fue el hecho, sucedieron sin explicación alguna.
La equidad se involucra en el momento en que todos por igual podamos percibir dichos acontecimientos y entenderlos. Entender nuestro mundo, la naturaleza, nuestra creación, quizás nos hará comprensivos, compasivos, aliados. Nos demostrará que podemos interconectar nuestra vida con la de los demás para un bien común, para la continuación de nuestra especie tal y como la conocemos ahora.