Mundo en desproporción
Para el ser humano es difícil vivir bajo el yugo de una dictadura cuando naturalmente hemos nacido en libertad, libertad de pensamientos, libertad de respirar, de sentir, de querer, de amar y hasta libertad para odiar.
Pero hoy quienes someten a grandes multitudes en una supuesta libertad, hurtan de manera impune la palabra y su práctica, porque eligen diferir el significado real de lo que pudiera ser una libertad plena, no hay paradigmas en la libertad y mucho menos en la que nos ofrece la vida por naturaleza.
No sé cuántos cuestionamientos he escrito acerca de la libertad, pero creo que cada día, en cada cosa que sale a la luz del público, cada tendencia tecnológica, artística, racial, social, de género, cada minúscula parte de nuestra vida está copada sobre leyes que nos encierran más y más hasta para que una mujer pueda amamantar a su bebé debe hacerlo con decoro y porque la ley así se lo exige.
Pero en otras circunstancias existen calles, largas avenidas de placer y gozo al servicio del público en general, sin prejuicios ni castigos, es permitido y es normal, también una ley existe sobre esas avenidas pero no es tan estricta como la ley que pesa sobre las madres que amamantan.
Vivimos en un mundo al revés y en desproporción.