La protección del milagro de la vida
Hace poco iba en un bus rumbo hacia el trabajo y vi a una mujer joven embarazada, recordé las muchas veces que muchas mujeres han dicho: solo es un embarazo, no estoy enferma, me tratan como enferma.
Pero lo cierto es que un embarazo es un milagro de vida. El embarazo, suponemos, es una etapa natural para cualquier ser viviente que puede quedar en estado pero realmente es un milagro de vida.
Por mucho tiempo han existido personas buscando esa verdad de la existencia de Dios y todo lo que le rodea, por mucho tiempo la búsqueda ha sido implacable hasta el punto en que muchos se aburren y desisten, inmediatamente su rendición se convierte en un ateísmo; que para mí por su sufijo también es una religión o fe en la negación. Pero ahí donde se presenta la vida, pequeña, indefensa y misteriosa, en esa semilla que poco a poco va creciendo, ahí está Dios, porque nada pudo formar a seres más perfectos que Él, y nadie debe negar que la obra maestra ha de ser de alguien muy superior a nosotros seres mortales.
Finalmente, esa mujer embarazada que va en un bus, que camina, que vive su vida como algo natural, está pasando un tanto desapercibida como la portadora y protectora del milagro de la vida, hoy más que nunca no es una excusa pensar o al menos afirmar: solo es un embarazo…
Porque hoy más que nunca no sabemos si dentro de la formación de una semilla viene la luz que hace falta en este mundo lleno de tinieblas en donde hemos dejado que Dios desaparezca, y esa luz nos ilumine para mostrarnos que las cosas son muy diferentes a como las estamos viendo y viviendo.