A la buena de Dios o a la tentación del Diablo
Seríamos más condescendientes a la hora de pensar que un delincuente delinque porque la situación nos golpea a todos por igual, tanto a obreros como a ingenieros, tanto a mujeres trabajadoras como a amas de casa, tanto al analfabeta como al letrado, a todos por igual. Pero no, el delincuente se ha empeñado en hacer un trabajo sucio que no solo llega hasta quitarle las pertenencias a una persona inocente y perjudicada por la situación, sino que también, se ha tomado la despreciable labor de quitarle la vida a quien roba.
Es lo que comentaba entre el pendejismo y la viveza, somos vivos para muchas cosas que nos dejan en el término de pendejos. Por otro lado, no debemos olvidar el milagro de una bala, que también no hace discriminaciones.
Pero lamentablemente, Venezuela ha llegado al punto que las arepas, las empanadas y los pastelitos dejaron de ser el desayuno venezolano, hoy tenemos otro menú, un menú muy amargo y triste.
Es imposible no sentir dolor ante tanta zozobra y desasosiego que genera el caminar las calles de Venezuela, es imposible no sentirse indiferente, porque hoy fue una persona, pero mañana puede ser un ser más cercano y pasadomañana, podría ser uno mismo. ¿Qué debemos hacer? Finalmente, los grupos paramilitares se crean a causa de la desorganización gubernamental y las faltas de garantías, pero en el mundo al revés que se ha convertido Venezuela, no tenemos ni garantías, ni gobierno, ni paramilitares, somos un pueblo desasistido, a la buena de Dios y a las tentaciones del Diablo.