Soñar no cuesta nada
Estoy viendo la vida como una película de esas raras que combinan ciencia ficción con ciencia real con eventos paranormales. Escucho a lo lejos un silencio ensordecedor de la urbanización, de repente un camión recogiendo la basura, luego una señora mayor hablando en voz alta criticando al gobierno.
Un zapping de canales de YouTube de alguna persona por allí y la voz del youtuber: “Buenos días amigos, bienvenidos a mi canal; buenos días amigos, hoy tenemos…, buenos días amigos…”. “No te olvides de darle like a mi canal.”
Mientras las noticias proclaman las normas de entre fase 1 a fase 5 y tras bastidores temas incongruentes, inexplicables e injustificados. Por su lado los conspiracionistas entretejiendo sus teorías sin pruebas pero con mucha intuición. Los científicos reclamando y defendiendo el método científico y peleando la razón y la cordura contra los otros.
En fin, es un período bien extraño el que estamos viviendo, pero mientras se va armando el rompecabezas aquí estoy sentado, trabajando en un proyecto que no sé si valdrá la pena pero estoy encima de eso, sin prisa pero sin pausa.
Meditando y reflexionando lo mucho que valoro aquellos tiempos donde el jugar fútbol era mi pensamiento y mi vida, soñar era mi pasatiempo, pensar que el futuro sería mucho mejor, un futuro donde la raza humana hubiese adquirido una dote de conocimiento antes nunca vista, un mundo sin pobreza y con mayor unión.
Soñar no cuesta nada, hasta que durante el sueño se construye una realidad muy costosa.