Señales
Estamos viviendo el período de las señales, aquellas que muchos no pensaron que llegarían, estamos viviendo en la era de los segundos, donde cada día es pensar para ese día, no hay un mañana seguro y las pasiones son inciertas.
Pese a todas las señales que estamos padeciendo en la actualidad, veo con gran seriedad que pronto nos está llegando lo que todos temen, una guerra inminente, donde se unirán la ciencia, tecnología, religión, política y sobre todo, la peor de las uniones, la maldad, resentimiento, rencor y venganza del hombre. Indiferente a credo, raza o religión, sin incluir que pronto se añadirán más y con mayor intensidad los desastres que la misma naturaleza nos ofrecerá como el despojo de nuestro imperio, el imperio de la maldad.
Cada señal de tránsito nos permite premeditar la acción que continuará, cada señal de un frasco de remedio nos advierte hasta qué grado debemos tomarlo, así están las señales arrojadas al mundo, más sismos, lluvias, tornados, calores intensos, nevadas abrumadoras, sequías extremas. No es sólo un continente que está padeciendo de estas señales, son todos los que están viviendo y sintiéndolas.
¿Qué pasó con la historia? ¿Pasó y no dejó nada? ¿Dónde están las mentes brillantes? Aquí estamos sumergidos en el odio absoluto, la sed de poder sigue siendo el motivo para obtener más y más sometimiento a los que por simple naturaleza, llegó al mundo a vivir. Sepan que no elegimos nacer, no elegimos el país, la raza, el color, entre otras cosas, pero sí podemos elegir vivir en paz, podemos elegir cultivando más unión entre las naciones, no se olviden que hemos causado un desequilibrio en el mundo, y éste, está padeciendo las consecuencias. Para nadie es un secreto que el calentamiento global nos llevará a un cataclismo donde el sol será nuestro verdugo indirecto, la contaminación de las aguas, igualmente los terremotos, originados por la falta de materia fósil que poco a poco se ha extraído para la transformación del oro negro.
Estamos llegando a el punto de fusión, donde nos volveremos completamente líquidos ante la amenaza perpetua de la sequía, ¡¿Irónico no?! He aquí el regalo que nos brindó la naturaleza, convertido en el mayor de los desastres, sumisión a la naturaleza y, a nosotros mismos. Revisen Mateo 24, quizás hable de otra época, pero tal como esa, está sucediendo en la actualidad, tal como se menciona.