Intenciones
Recuerdo a una amiga muy sabia que decía: el camino al infierno está lleno de buenas intenciones.
Existen casos en los que por naturaleza queremos ayudar en lo que sea necesario para el bien común de un grupo o comunidad, pero no todo el grupo o la comunidad lo ve así. Es que para llegar a conocer bien a una persona han de pasar muchos años, es comprensible que a primera instancia muchos duden de la buena intención de una persona, en el mundo tan traicionero en el que estamos viviendo es lógico cultivar esa conciencia un tanto desconfiada.
Me ha sucedido en varias ocasiones que no todos los que me rodean confían plenamente en la buena intención que pudiera ofrecer y lo entiendo perfectamente, porque también me ha sucedido que en quien uno más confiaba es el primero en voltear esa alianza.
Por otro lado existen situaciones en los que uno no quisiera ni opinar por no caer en ese umbral de dudas que pudiera crear en las personas acerca de la confianza y las intenciones de fondo, pero al final es peor no ofrecer nada, es peor la inmutabilidad ante el derrumbe de las cosas.
Es bueno ofrecer y tender la mano a quien lo necesite, no importa lo que piensen al final si será una buena intención o una doble intención o una mala intención, cada quien es dueño de su conciencia y de sus retribuciones que por ley natural la vida devuelve a cambio, con el transcurrir del tiempo se verán los resultados obtenidos, pero lo más importante es hacer lo mejor posible porque las cosas resulten de una mejor manera.