La conexión sin fibra óptica
Había un antigua frase que decía: no te lleves el trabajo para la casa.
Pero ¿Qué podemos decir de estos tiempos, de estas nuevas circunstancias que estamos experimentando?
Desafortunadamente no tenemos un enlace consciente de comunicación telepática entre las personas, somos seres que estamos conectados sin darnos cuenta pero que en muchos casos cuando percibimos ese hecho lo asociamos a la casualidad. La conexión más tangible es la que podemos hacer directamente a través del teléfono o cualquier otro medio que hoy la tecnología nos brinda como canal de comunicación.
Esto pudiera representar un retardo en el desarrollo de una posible interconexión entre los seres humanos, no estoy hablando de ciencia ficción, estoy expresando que es una verdad que está allí latente y que en muchas ocasiones la he percibido como experiencia propia.
Ahora, con este consentimiento de quedarnos en casa debido a los recientes problemas que todos conocemos, trabajamos más de lo que debemos trabajar, hacemos más cosas de las que debemos realizar porque estamos en un espacio cerrado donde la responsabilidad del trabajo, la familia, con nosotros mismos y la sociedad se comprimen allí, en ese mismo espacio y es un tanto contraproducente, es difícil separar los espacios físicos y mentales, estamos muy condicionados a lo físico que hace más difícil separar el esquema mental.
Este suceso trae como consecuencia la desconexión plena o en su totalidad de quienes compartían aquel espacio físico laboral y aunque seguimos conectados en línea, es una mentira, la línea de la tecnología separa un poco el feeling o la simpatía con la que vibramos cuando estamos cerca de una o más personas.
La distancia distancia, ese efecto que supone estar conectados a través de la fibra óptica disminuye en gran medida el estar conectados de manera telepática o como se le quiera llamar, siempre hace falta ese contacto físico, ese vernos personalmente para llegar a sentir con mayor intensidad lo que otra persona siente, es como cuando un imán alimenta a otro.
Por otro lado pienso que las familias, quienes han nacido y se han criado bajo un mismo techo, posiblemente mantienen más latente la conexión telepática por razones que aún desconocemos, pero igualmente a cada uno de mis hermanos, a mi mamá y a cada ser que ha vivido muchos años conmigo, los siento a la distancia, es inexplicable pero sí sucede.