En búsqueda de la sensibilidad
Muchos dicen que mis expresiones no demuestran la sensibilidad que llevo por dentro, quizás es cierto, pero de tanto andar entre hospitales, casas de personas con SIDA, casas de niños huérfanos, casas de ancianos, entre otros lugares donde hay penuria, dolor, tristeza y olvido, uno va creando una coraza resistente a la sensibilidad, una coraza que se monta encima cuando se está enfrente de todos esos rostros que necesitan un mínimo de sosiego, sostén, amor, compañía, compasión, felicidad, esperanza. Pero no quiero relatar mi caso personal, eso lo haré en algún hombre -punto- …
El punto que quiero expresar, es que mucha gente está en búsqueda de la sensibilidad, esa que en algún momento perdieron porque de alguna manera obtuvieron a través de un grado intenso de inyección sobre sus formas de ser. Pero esa gente que busca la sensibilidad, muchas veces se montan en el tren de repartir sensibilidad y de manera errónea, porque cuando se montan en el papel de instructores de sensibilidad, supuestamente bien formados, lo hacen muy bien pero cuando salen de dicho papel empiezan a ser otras personas, unas muy diferente a lo que profesan.
Recientemente he topado con gente que profesa mucho la sensibilidad y la conexión con las emociones de otras personas, pero vaya que se me hace difícil verlas fuera de ese papel de profetas, porque son seres muy diferentes que viven sobre una paradójica superficie profunda banal. Eso mella mucho en mi forma de verlas como personas sinceras y leales, son como máquinas programadas para una cosa y cuando se desconectan de su función principal, están apagadas por completo, inertes en un mundo que va girando en un sentido sinsentido.