No odio
No odio a las razas que desconozco, no odio a las personas que aún no comparten nada conmigo, no odio aquellos que eligieron algo distinto de comer en el almuerzo, no odio a quienes profesan una religión distinta a la que yo profeso, no odio a quienes ni siquiera creen en Dios, no odio a los metaleros, no odio a los clasicistas.
No odio a quienes conozco y tienen ideas diferentes a las mías, no odio a quienes interrumpen mi momento de descanso, no odio a quien me habla cuando tengo mis audífonos con música, no odio a quien me echa el carro encima sin usar la luz de cruce, no odio a quienes impermeabilizaron el techo y cuando llueve sigue la filtración de agua.
Me odio cuando elijo odiar a alguien y si para amar debo amarme, antes de odiar debo odiarme.
Y me odio cuando dejo el silencio hablar por sí solo sin que los demás logren interpretar lo que dice, me odio cuando dejo la basura acumularse sin buscar la más mínima solución para evitar el máximo número de desperdicios, me odio cuando por alguna razón me distraigo y cruzo el semáforo en luz roja, me odio cuando en momentos de valor desconfío de mí mismo, me odio cuando en el momento que debo hacer algo pienso: quizás no lo lograré.