Cine
Inmortalizando al interprete del personaje que deja la huella marcada en una cinta, la creatividad de un escritor que representa la novela o el mensaje de su conciencia o de la vida misma. La imagen que nos hace recordar de situaciones pasadas que no volverán para cuando ya el tiempo haya transcurrido.
Levantando la vista hacia el cielo recuerdo todas esas historias de libros representadas en una cinta fotográfica, hoy en día un dispositivo digital, esas historias que representaron y marcaron un lapso de una época en el tiempo, en el mundo y su historia, dejando al actor como fiel héroe de nuestra humanidad, como un villano de la humanidad, como un mensajero de amor, como un mensajero de la desgracia, dejando al actor como esa persona que no morirá jamás y quedará dentro de nosotros por siempre.
La magia se confunde con la realidad, lo cierto que así como la magia todo es un truco, la verdad de su tarima no es la misma de sus entre telones, asimismo es la magia del cine, la verdad publicada y vista delante del maquillaje es siempre la falsa imagen de lo que se quiere realizar, de lo que se quiere mostrar al mundo.
Sin embargo, es un arte, a pesar de las muchas vanidades, de los encantos que a muchas personas pueda provocar, a pesar de dejarnos invadidos por ese pequeño espacio de 90 minutos frente a una pantalla, a pesar de todo eso, existen historias que pueden ser evaluadas como las mejores, como las que nos demostrarán que el sentimiento humano en lo más profundo del corazón existe y viene dado por el saber que existe alguien que recibirá la información y tendrá que para bien o para mal interpretar la idea del mensaje.
Es cierto, el hombre es hombre por su capacidad de expresar el sentimiento, nadie nos quitará ese valor, esa virtud, ese defecto, pues, somos seres humanos, el cine un medio para transmitir el sentimiento, lo que soñamos, lo que quisiéramos un día sucediera, lo que tal vez un día sucedió, lo que quedará grabado en esa cinta.