¿Quién vistió a la mona?
Existe un refrán muy popular que dice algo como: “aunque la mona se vista de seda, mona se queda“.
Muchas personas que hoy asumen un rol importante en algún lugar corresponden a la ausencia de criterio y juicio real de quienes les eligieron para un abanderado supuesto liderazgo que no se ve reflejado en lo más mínimo del concepto.
Y salen las excusas, los culpables, las dolencias, los trastornos y muchas cosas que hacen sentir al más inocente y consciente de la situación en un estado de shock perpetuo, porque precisamente ese consciente que siempre estuvo al tanto de los errores habló en su debido momento, pero nadie le tomó en cuenta.
Y la mona dirigiendo a diestra y siniestra con delirio de grandeza una tarea que no le corresponde, una tarea que nunca aprenderá a realizar porque su naturaleza es seguir siendo mona, aunque la disfracen y le digan que lo está haciendo bien.
Y muy en el fondo es posible que quien realmente vistió a la susodicha esté a kilómetros de distancia moviendo la batuta a su antojo, a su ritmo, y la mona haciendo desastres siguiendo el ritmo que le obligan bailar, tal cual circo.