Salvarnos a nosotros mismos
Cada quien en su rincón tendrá una razón, una lógica y un por qué decidió elegir un camino específico, cada quien desde su propia realidad ha vivido diversas experiencias que le hace proclamar una idea, defenderla y hacer todo lo posible por convencer a su semejante de esta.
En la realidad que se vive hoy en Venezuela, muchos dirán que tuvieron la razón, otros juzgarán, varios tantos criticarán, algunos apoyarán una causa u otra, quizás pocos rectificarán y se arrepentirán, estaremos unidos, a la vez separados.
Es imposible lograr unir muchas partes y muchas realidades en un río muy revuelto donde cada uno sale a nadar y pescar, a sobrevivir e intentar prolongar la vida de su especie, es una naturaleza muy salvaje si se pudiera decir así, pero es parte de nuestro comportamiento reptil.
Lo único que sí nos pudiera unir en cierta forma, es el hecho de que nacimos y vivimos en ese territorio delimitado llamado Venezuela, y este no existiría si nadie hubiese nacido o vivido allí, es decir, se llama Venezuela el territorio donde nacen y viven personas, seres humanos que determinaron llamar así a un espacio terrenal.
Ese espacio común es lo que nos une porque es la tierra que nos vio nacer, que nos dio cobijo, la tierra que nos permitió crecer y desarrollarnos, vivir esas experiencias que hoy nos unen o nos separan.
Por ese espacio de tierra no se lucha, se lucha por la plusvalía que nosotros quisimos darle, y eso nace a raíz de nuestras capacidades, nuestras actitudes, nuestras voluntades. Nace desde el instante en que nos dieron aliento de vida y consecuentemente del valor que le dimos a nuestro entorno.
Son muchos los factores que pueden separarnos hoy, pero quizás son muchos más los factores y los motivos por los que debemos unirnos, y el más importante desde mi punto de vista, somos nosotros mismos, la gente, la vida humana que representamos y que damos valor a esa tierra que queremos salvar.
Finalmente no se trata de salvar la tierra, se trata de salvarnos a nosotros mismos.