El ser supremo
Recientemente, muchas personas me han preguntando acerca de Dios y algunos otros temas que por ahora no tienen explicación lógica y científica. No sé si es casualidad lo que está sucediendo en las personas a mi alrededor o si es que precisamente esos temas sin lógica ni explicación científica están haciéndose presente y consciente en cada persona.
Conozco a muchas personas tanto agnósticas como ateas, conozco a muchas personas que creen en una fuerza superior a la del ser humano, conozco a personas que creen en Dios a través de la base de la fe cristiana, conozco a muchas personas que están empezando a creer que ciertamente fuimos diseñado con una gran exactitud y una tecnología que desconocemos. Entonces pienso que son muchas las teorías de la existencia de un ser supremo y las personas que creen en cada una de ellas.
No es cuestión de esta época, era o siglo, sabemos que desde nuestros antepasados a través de la biblia, narraciones escritas en pergaminos, a través de pinturas rupestres o cualquier otra información plasmada, a través de estudios científicos, a través de arquitecturas que han permanecido durante miles de años en pie; a través de todos esos medios se percibe la necesidad del ser humano de saber quién lo creó, de dónde surgió nuestra raza, qué nos hace diferentes a las demás especies que viven en este mundo que llamamos Tierra.
Es inexplicable todo eso porque la historia va escrita de cierta manera que enseña lo que se conviene enseñar y se aprende lo que se necesita aprender. Pero esa llama de curiosidad del hombre no termina en solo recibir lo que se conviene enseñar, sino también investigar por cuenta propia lo que se necesita aprender. Y pareciera que saber el origen de nuestra raza se ha convertido en una necesidad que poco a poco ha ido teniendo categorías o grupos que manifiestan ese origen del hombre según su conveniencia.
La herencia del conocimiento
El conocimiento no es exclusividad de un solo hombre o un solo grupo de hombres que tienen la capacidad absoluta de contener el conocimiento íntegro de todas las cosas que existen en esta realidad. La herencia del conocimiento siempre viene dada hasta en las especies más minúsculas de este mundo, generalmente a través del ejemplo, la supervivencia o cualquier otro método que use alguna de estas especies.
Pero la herencia del conocimiento más integral ha sido la del ser humano, aunque a muchos les parezca un absurdo la idea de que existe un Dios o un ser supremo creador de todas las cosas, es posible que con el pasar del tiempo poco a poco se arriman a la posibilidad de esa creencia, no quizás en un dios como lo pinta la iglesia cristiana, pero sí en seres con una inteligencia muy avanzada capaz de crear tecnología aún más avanzada a la nuestra y de alguna manera, volvemos a la herencia del conocimiento.
Es posible que esas personas por intuición o por curiosidad de saber cómo funciona nuestra naturaleza y el entorno que nos rodea, empiezan a toparse con datos inexplicables que van amarrando sus asideros en muelles nunca antes explorados, y si retrocedemos un poco, veremos que esos científicos empezaron un camino a través de la imaginación, la suposición de algo pintado en la mente, una imaginación que llega en un instante de tiempo pero ¿De dónde llega?
El gen que no se conoce
Yo no sé cuántas veces siendo niño imaginé muchas cosas a través de la pregunta que generalmente hace todo científico, pienso que todos lo hacemos de niños. No soy científico pero sí me gusta experimentar. Y recuerdo desde que tengo uso de razón tengo conciencia en que mis conocimientos iniciales, no los psicomotrices sino los conocimientos que solemos llamar: sabiduría; no vienen dados porque los estudié o los practiqué o los leí en algún sitio, sino que vienen desde mucho más intrínseco en mi cuerpo y que pienso está muy relacionado con mi espíritu. Así cada quien.
Por muchos años el hombre ha estudiado esas herencias genéticas a través de la biología y otras ciencias. Hoy se conoce mucho más el camino del ADN y su composición, pero todavía falta conocer un trozo o algunas bifurcaciones.
Recuerdo un año en mi adolescencia cuando le hice una afirmación a un amigo acerca de mi composición físico/espiritual, si se le pudiera llamar de alguna manera. En ese tiempo no tenía Internet en casa, no tenía bombardeos de información, solo basaba mi opinión en la observación. No soy de leer muchos libros pero sí de leer trozos interesantes que me hacen pensar y darle alas a mi imaginación.
A este amigo le decía todas las características que heredé de mis padres según en cómo son ellos y cómo soy yo. Le dije que dentro de nosotros es posible que esté oculto un “algo” que no sabemos pero que de alguna manera se transmite así como se comparte el color de la piel, los ojos, el cabello, rasgos faciales, en fin. Le dije que así como se comparten o heredamos ciertas características físicas de nuestros padres también heredamos esa sabiduría, la herencia del conocimiento.
Sí es posible que hayamos desarrollado un mecanismo de supervivencia y que es la clave más poderosa del ser humano: el conocimiento. No bastó escribirlo en pergaminos o pintarlo en una roca dentro de una cueva, sino que también de manera subconsciente lo hemos estado guardando en nuestros genes y lo hemos ido transmitiendo, es posible que no salte a ras de piel en nuestra siguiente generación, pero quizás sí en las subsiguientes.
Campaña de publicidad
Como he mencionado antes, el ser humano enseña lo que le conviene enseñar pero también aprende lo que se necesita aprender, no es exclusividad el aprender o enseñar según el punto de vista con el que se le mire, también se hace presente el factor control. Como el conocimiento es “ilimitado” y cada día vamos avanzando más y más hacia nuevas rutas en muchos ámbitos y situaciones, cada día se incrementan las opiniones y las diferencias del conocimiento y la verdad absoluta. Mientras se mantiene un número determinado de personas en el mundo seguro habrá un número determinado de ideas y puntos de vista, es proporcional.
Pero quienes se mantienen en un estatus determinado sobre esta pirámide invisible de clases sociales y riquezas, también saben que pueden existir seres que perjudiquen su “importancia” sobre esta pirámide y las haga ver como seres comunes con insignificantes dones que están donde están por otras razones y no muchas serán honestas.
Así que de algún modo se debe controlar a todo un conglomerado de opiniones, en la actualidad es más fácil realizar un cerco de control, la información viaja más rápido, pero para generar ese cerco se debe crear un músculo bien dotado de ingenio comercial, de distracción y que roce precisamente sobre la interrogante más poderosa que tenemos los seres humanos corriendo por nuestras venas: ¿por qué?
Como hoy todos cuestionamos cada evento que se suscita en el mundo, lo primero que se nos viene a la mente es: ¿por qué? Y aunque tengamos una vaga respuesta que casi siempre cae en la verdad de esa pregunta nunca nadie nos dará la confirmación y si tenemos esa vaga respuesta que seguramente es la cierta, alguien más debe sacarla de allí, de nuestras mentes y confundirnos, hacernos creer y entender que sí es así pero no es así, es decir, estás en lo cierto pero si lo dices la sociedad te llamará: loco. Es un juego no sé si psicológico o de reto.
Pero no debemos desestimar que poco a poco iremos consiguiendo respuestas afines a las nuestras por parte de gente común, gente que está en el mismo escalón de esta pirámide ficticia de sociedad o sociedades, así que para contrarrestar esta creciente unión entre las personas, lo más efectivo es crear campañas de publicidad, no como las que vemos en televisión o en alguna parada de autobús, no como las que vemos en redes sociales o como nos la presenta la prensa de información. Sí están todos esos canales presentes en la campaña de publicidad pero el mensaje de la verdadera publicidad está presente en una historia.
Así como nuestros antepasados contaban historias basadas en leyendas y así como también la iglesia y muchos cultos han basado sus respectivas fe sobre la historia de alguien o muchas personas, así se manifiesta la campaña de publicidad, es un elemento que no ha cambiado a pesar de estar en un siglo modestamente avanzado.
Jupiter Ascending
Por poner un ejemplo de historias y campañas de publicidad, esta película es uno, se dice mucha información en ella, si alguien es curioso y se ha puesto a leer la biblia o enlazar historias del ser humano a través del tiempo, si alguien con un tanto de tiempo fuera de la distracción comercial y mercantilista se monta a interpretar lo que allí se dice, seguramente irá armando un rompecabezas con imágenes absolutamente increíbles, donde se mezcla la tecnología, la religión, la fe en Dios, nuestra herencia del conocimiento.
Aunque me gusta conseguirle un sentido explicativo y real a las “cosas raras”, y no soy muy creyente de la ciencia ficción, en películas como esta y como muchas otras más, también en libros y cortometrajes, se ha ido publicando cierta información de interés para el ser humano, información que no está presentada de manera frontal o directa, pero que poco a poco van abriendo el sentido e interpretación de lo que hemos conocido de manera tradicional.
A través de una historia se puede llegar a muchas más personas, a muchas más mentes, no sé si para bien o para mal, pero el hecho es que cada uno en sí mismo empieza a descubrirse internamente y descubrir un exterior lleno de información por doquier, una realidad distinta y más cerca de la verdad que siempre queremos tener presente.
Casualidades
Antes, en alguna publicación en mi blog escribí acerca de la casualidad, no es casual que a esta altura de la historia del ser humano se presenten datos tan reveladores o se presenten eventos que están inundando de dudas la vida tal como la conocemos, esto está sucediendo porque así como hemos avanzado en conocimiento, tecnología, ciencia y otras áreas que están dentro de nuestra estructura física y que inciden en la dimensión en la que vivimos, hemos estado avanzando en lo espiritual.
Aunque muchos de mis amigos agnósticos o no creyentes se aferren a su sentir, reconocen que algo está sucediendo en el mundo y algo está cambiando en las personas de manera física y de conciencia, si se le pudiera igualar la conciencia en lo espiritual. Nada es casualidad y todo lo es.
Estamos poco a poco amarrando más esa conciencia o espíritu hacia lo físico y viceversa. Llevo un tiempo practicando la meditación y retrocediendo en mis memorias analizando algunos hechos que me marcaron desde niño y que siempre quise saber el porqué me sucedieron y nunca tuve explicación.
Mi meditación
No existe una receta única para la meditación, pero sí recomendaría siempre estar en calma, tranquilidad, comodidad y relajación para empezar hacer una meditación, pedir a ese ser supremo lo que quieras pedir, luego sin explicación alguna, vendrán imágenes o sensaciones, seguramente dormirás un rato y empezarás a experimentar la maravillosa conexión que tenemos todos los seres vivientes con el resto de las cosas.
No es una fantasía Star Wars y la fuerza o un episodio de sobredosis de alguna sustancia alucinógena, porque no consumo nada de esas cosas. Es una parte de la realidad de cada quien que poco a poco desde la infancia se van ocultando bajo capas y capas de creencias. Todos podemos meditar y hacer conexión con esa sabiduría ilimitada, todos podemos revisar nuestro presente y causa de alguna situación mediante una visita al pasado.
Mi última meditación más fuerte, finales del año 2018 inicio de 2019, estuvo cargada de imágenes, de los seres que según mi interpretación son los verdaderos seres endémicos del planeta Tierra, según mi interpretación son los caballos, algunos cuadrúpedos. Puedo estar equivocado, pero fue la interpretación que le di según lo que visualicé.
Importante resaltar, pienso que cada quien en su meditación verá o sentirá información acorde a lo que conoce de esta realidad y la información irá sobre ese argumento haciendo analogías o metáforas de tal manera que podamos interpretar qué se nos está revelando en determinado momento.
Dentro de aquella meditación, que duró aproximadamente 20 minutos, también logré visualizar un tanto cómo funciona el ser humano y sus capacidades, cómo de alguna manera sí estamos conectados y los componentes de nuestro cuerpo se entrelazan para hacer de nosotros una creación perfecta con nuestras debilidades, que llamamos imperfección. Acoté que de alguna manera nos decimos imperfectos pero realmente nuestro diseño está basado en esto y así somos, no hay más.
Nuestro mecanismo de comunicación verbal, gestual, sonoro y todos los que podemos desarrollar son solo los mecanismos básicos y basados en esta realidad y leyes físicas de nuestro espacio donde habita nuestra composición física.
Nuestro cerebro es una especie de aparato receptor de señal, una antena, por eso se posiciona arriba de nuestro cuerpo, en lo más alto, este receptor recibe y emite las señales que compartimos con esa sabiduría universal que está allí presente, esa intuición e imaginación que vuela aparentemente sin rumbo alguno. Pero realmente se conecta a una fuente de energía que obviamos a medida que vamos creciendo en conocimiento terrenal, a medida que vamos creando hábitos y costumbres.
Esa conexión que tenemos “a la nube”, el ADN de fábrica, hablando de manera análoga es nuestro BIOS, el sistema básico de nuestro cuerpo conectado a esa “nube”. Luego, los conocimientos adquiridos en este planeta a través de las personas que nos rodea, son aplicaciones, programas que vamos instalando poco a poco según las necesidades.
Nuestro cerebro no guarda información allí, solo guarda las funciones básicas para que nuestro cuerpo tenga las capacidades que tiene, hace funcionar lo físico, pero también nuestro cerebro nos conecta a esa señal universal, conjugando así nuestras capacidades físicas motoras y nuestro intelecto. Un intelecto que está hospedado en esa “nube”.
Así el ser humano ha desarrollado la tecnología, poco a poco más parecida a nosotros mismos y quizás pocos han logrado ver esa similitud pero no han pausado sus vidas para revisar de manera detallada. Fue fascinante todo lo que pude ver en esa meditación, no sé si tendrá una explicación científica o lógica, pero no es el evento más significativo que me ha sucedido como para impresionarme, me han sucedido otras experiencias que me dicen que en la meditación, aunque no lo pueda probar, no estoy equivocado.
¿Existe ese ser supremo?
Desde mi experiencia creo que sí existe, podemos conectarnos a ese ser supremo y él nos dirá mucha información que de alguna manera debemos saber interpretar. Quizás la información que escribo en estas líneas esté desenfocada con la realidad que vivimos a diario, pero no puedo obviar estas sensaciones que desde niño han estado conmigo, enraizadas y manifestando información que ahora en esta actualidad veo con más frecuencia a más personas que también las manifiestan de algún modo.
Todos podemos sentir e interpretar estas sensaciones, todos podemos traer esa parte de nuestra existencia a este plano terrenal y tengo fe en que más personas lo irán haciendo a medida de sus capacidades.
Para mí sí, sí existe ese ser supremo, cada quien lo verá en el momento que le corresponde verlo.
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Enero, 2020