Todavía
Aún queda humanidad solo que está escondida, todavía quedan personas en el mundo que a pesar de las adversidades demuestran que siempre hay un foco de esperanza entre la tiniebla de la incertidumbre de lo que no sabemos si ha de ser o no se nos dará.
Esos focos que brillan con luz propia igualmente irradian ese calor que necesitan las almas faltas de un sentimiento que por muchos años les fue solapado con el maltrato, la indiferencia, la agresión, los abusos. Y pensar que muchas veces pasé por muchos sitios, vi mucha gente, volví a ver la misma gente, no observé en profundidad ese detalle de la iluminación, más hoy que he detenido un momento mi caminar, hago referencia y estimo a esa gente que quizás en algún instante de tiempo desprecié o simplemente las ignoré.
Son ejemplos de vida, son ángeles en el bullicio de un silencio de la paz interna de aquellos que constante viven gritando entre un mundo falto de escucha, falto de atención, falto de detenerse y observar. Porque la vida misma se ha convertido en un tren en marcha a mucha velocidad, quien supo asirse logró conseguir andar sobre este, con su ruta perpetua sin paradas.