La droga que no se consume pero consume
Hay una droga peligrosa, muy nociva para el bienestar de la persona. Se comenta que unos la buscan a través de otras drogas, otros a través de otras personas. Empieza consumiendo el alma de la persona, luego el estado físico, posteriormente es capaz de contagiar a quienes le rodean y si la adicción no se trata a tiempo es posible de que se extienda a toda una sociedad, incluyendo un país entero. Se han visto casos.
Sin dar muchas vueltas, la droga se llama: poder.
Desde el primer instante en que una persona la saborea, si es muy tóxica, puede confundir los sentidos de tal manera que la realidad se separa de su visión de vida, de sentimientos, de compasión y empatía hacia los demás.
No he visto cura natural alguna, espero que algún día la educación empiece a trabajar sobre el dilema entre remediar o promulgar el poder entre la sociedad.
De poder sí se puede, pero de querer tener el poder sobre invertir en la cura de un vicio que genera poder en el poder, no creo; además, esta mágica droga produce un efecto secundario que causa alucinación sobre la gente que no la consume pero que roza el poder y su efecto está en hacer creer que tienen el poder de otorgar poderes al poder.
Bendito aquel que ha sido capaz de superar sus efectos y salir ileso.