Miren hacia el palco principal
Cuando el enfermo tiene fiebre y presenta molestia o síntomas de cualquier índole, por intuición y herencia familiar podemos saber más o menos por dónde va la cosa, si fue que agarró una lluvia y pescó un resfriado o comió mucho dulce y se le aflojó el estómago o se cayó del techo de la casa y se rompió una pierna, son rasgos evidentes de lo que produjo la enfermedad o malestar en este.
Es evidente lo que está sucediendo en América Latina, no hace falta ser brujo, leer las cartas o interpretar el tabaco fumado. Muchos son los patrones de conducta que demuestran el sentido y resultado de las acciones y los acontecimientos. Y encima de todo eso, la desinformación, la sobre carga informativa, la lluvia de mensajes de aquí para allá saturan el ambiente y crean un caos que quizás era inexistente, tanto que la gente ya no sabe en qué creer, la gente está entre un bombardeo enorme de distracción, falsa alegría y desesperanza.
Puros falsos positivos, verdaderos positivos, falsos negativos, verdaderos negativos; en fin, un cúmulo de estrés que no hacen más que mellar cada día el rincón de la paciencia y la tranquilidad, mellar en la raíz más profunda del espíritu humano para convertirlo en una bestia andante que golpea, atropella y hace una estampida contra lo que se le ponga en medio.
Mientras algunos pocos están arriba, en el palco principal del estadio disfrutando cómo nos golpearnos en el terreno de juego.