Un pueblo en Venezuela
Cuántos habrán pensado en un momento dado estar sentados en una acera de una calle de un pueblito perdido en Venezuela, ver a los muchachos jugando una partida de pelotica de goma. Ver al señor que vende arroz con coco sobre su bicicleta. Escuchar la risa de una chica que va pasando y los muchachos le van piropeando.
Cuántos habrán pensado en caminar por la plaza Bolívar en las tardes, comer helado por el inclemente sol bajo el resguardo de una ceiba. Oír la música del grupo musical tradicional que siempre toca el mismo repertorio pero cada día con la misma intensidad y alegría.
Cuántos habrán pensado en cambiar el camino transitado porque vieron que no fue el camino correcto, no era esa ciudad, no era aquel barrio, no era ese país; era otro camino, otra cultura, otro horizonte, el destino debía ser un pueblo en Venezuela.
El sentimiento más difícil de ocultar es la nostalgia, cómo quisiera volver a vivir un momento así en Venezuela.
