De virus y demagogos
Los medios de trasporte acortan la distancia, los medios de comunicación e internet acortan el tiempo. Una relación espacio tiempo que no hemos sabido aprovechar cuando debimos, herramientas a disposición de todos, al alcance de nuestras manos.
Cuando en un principio de la noticia, inicio de enero de 2020, me preguntaron que qué opinaba del brote del virus en China, mi reacción fue la siguiente: para que China, siendo un país hermético y dueño de sus asuntos, publique que tiene un brote de un nuevo virus y dé unas cifras determinadas de contagios y muertes, eso significa que la situación es grave, es incluso peor de lo que nos dicen.
Y por dentro me decía que sería cuestión de tiempo.
De vez en cuando me paseo por la página flight radar, donde muestran un mapa con rutas áreas y avioncitos circundado el mapa, era evidente que de un momento a otro con tanto tráfico aéreo se propagaría el virus.
No entiendo cómo es posible que muchos dirigentes no estén en lo que tienen que estar o están jugando para el equipo contrario del conglomerado que confía en ellos o están jugando un juego en solitario. Por lo poco que llevo de vida, que ya es algo, la experiencia siempre inclina mi razón hacia una partida en solitario. Cada supuesto líder tiene un poder demagógico que de alguna manera hace mella en el sentimiento de las masas, son los grandes influencers de esta y todas las épocas pasadas.
No más queda intentar estremecer la conciencia de las personas, lo que ha pasado no es fortuito, muchos están jugando con fuego de manera premeditada.